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Arquitectos: Enrique Mora
- Área: 125 m²
- Año: 2014
Descripción enviada por el equipo del proyecto. SITIO
La vivienda está ubicada en la Parroquia Convento (Chone), un área rural en la costa ecuatoriana, en un entorno natural abrumador donde la presencia de grandes extensiones de bambú, una pequeña quebrada que corre frente al terreno y dos montañas de bosque húmedo que rodean el terreno, se convirtió en el escenario perfecto para ser potencializado a través del proyecto y generar el vínculo que los dueños requerían con el paisaje.
CONDICIONANTES
Como muchos proyectos de arquitectura, el presupuesto fue una limitante. La vivienda no podía costar más de $15,000, razón por la cual fue esencial el uso de los recursos de la finca y el curado del material in situ. La mano de obra local desconocía el proceso constructivo con bambú por lo que se capacitó a los miembros de la familia, quienes también aplicaron sus conocimientos empíricos en construcción. Otra limitante fueron las 6 horas de distancia entre el proyecto y el arquitecto lo que exigió practicidad y lenguaje claro en la dirección de la obra.
CONSTRUCCIÓN
Para la ejecución de la vivienda se utilizaron aproximadamente 900 bambús y 8 troncos de árboles de laurel para la estructura secundaria y paredes de recubrimiento, extraídos de la finca donde se localiza el proyecto. En el proceso de extracción del material se contó con la ayuda de la familia, que experimentó diferentes técnicas de corte y curado de bambú, permitiendo que dichas técnicas puedan ser aplicadas en el futuro por la población del sector.
VIVIENDA
La casa Convento, incorpora elementos tradicionales de las construcciones de la costa ecuatoriana, para establecer un diálogo entre la arquitectura vernácula y la contemporánea. La vivienda se separa del suelo para permitir la circulación del aire y en caso de inundaciones no verse afectada. Es un programa sencillo que consta de 3 habitaciones, área social y de servicio (comedor + cocina + sala + baño) ambas áreas conectadas a través de un espacio intermedio social que se abre completamente al entorno, permitiendo que la vegetación se introduzca y atraviese la casa. En este espacio se incorporan hamacas, un jardín colgante que recuerda a la “hera” del campo y un jardín a nivel del piso, para remarcar el acceso principal.
En la parte posterior de la vivienda se ubica la cocina exterior donde se dispone el fogón de leña para mantener la tradición de la cocina manabita, además de aislar el humo que produce la actividad de cocinar. En la habitación de la abuela se plantea una terraza que permite la conexión visual con una mancha de bambú, contigua a la vivienda. Finalmente, se realiza un sistema de ventanas y puertas abatibles, que permiten diversas configuraciones de abertura dependiendo del nivel de privacidad, uso, hora y nivel de relación interior – exterior que los usuarios de la vivienda requieran, generando un espacio cambiante y dinámico.